Por David Pike Lizárraga
#EspecialMemoria Sucedió hace 48 años, aún no había comenzado la dictadura militar. Isabel Perón era la presidenta desde hacía 9 meses tras el fallecimiento de su esposo. Fue la mayor masacre de la Alianza Anticomunista Argentina, también conocida como la Triple A. Los 40 años de recuperación de la democracia nos convoca al debate, recordar reflexivamente la Masacre de Pasco es un ejercicio necesario.
El 21 de marzo de 1975, siete hombres, dos de ellos menores de edad, y una mujer fueron arrancados de sus hogares, llevados a un descampado, obligados a arrodillarse y fusilados, sin mediar juicio ni acusación. Sus cuerpos serían amontonados y volados por el aire al calor de la explosión de unas granadas.
Aquella noche en la localidad bonaerense de Lomas de Zamora, “ocho vehículos, varios Ford Falcon color gris, otros negros, también Torinos blancos, frenaron intempestivamente en la calle Donato Álvarez, a escasos metros de la Avenida Pasco, en el barrio San José de Temperley“, relata Patricia Rodríguez en su investigación sobre la Masacre.
Allí se sucederá un raid de secuestros que comenzará por el concejal Héctor Lencina, quien había logrado escapar, pero ante la amenaza de los miembros de la Triple A de matar a su hijo Alejandro de apenas 4 años, tuvo que entregarse. “Pasco es emblemático porque fue durante un gobierno democrático”, comenta Alejandro Lencina, referente del Instituto para la Memoria del Pueblo, en una entrevista para Revista Resistencias.
“Formó parte de lo que nosotros entendemos fue la provocación dentro del campo popular para generar condiciones para que la sociedad buscará algún tipo de orden. Porque también tenemos que analizar que gran parte de la sociedad fue a golpearle la puerta de los cuarteles y es un hecho que hay que debatirlo”, dice Alejandro.
La Masacre de Pasco fue en particular un paso más de una serie de acciones destinadas a terminar con la influencia del movimiento popular en la zona, que había comenzado con la destitución del intendente Turner, alineado con la izquierda del peronismo, sucedido por Eduardo Duhalde, quien luego décadas después será presidente de la Nación. Todo esto en el marco de una represión que ya había comenzado en todo el país y que finalmente se desatará con toda su furia tras el Golpe de Estado.