Por Ailín Colombo
Un incendio en el barrio porteño de Caballito terminó con la vida de una trabajadora embarazada, Juana Quispe de 25 años, y Wilfredo Quispe (15), Elías Carabajal (10), Rogrigo Carabajal (4), Luis Quispe (4) y Harry Rodríguez (3). El taller clandestino textil donde vivían hacinados se convirtió en una trampa mortal.
Fue un 30 de marzo de 2006. El taller textil de la calle Luis Viale al 1269, en el barrio porteño de Caballito, donde vivían y trabajaban 65 personas, entre trabajadores y sus familias, se incendió esa tarde y desnudó la problemática que envuelve la industria. La mayoría de los trabajadores fueron traídos de Bolivia en condiciones de trata.
Lourdes Hidalgo, sobreviviente del incendio, remarcó, en una entrevista a este medio, que fueron víctimas de “explotación laboral y racismo”. Cabe resaltar que de acuerdo al Comité de Lucha contra la Trata, la población migrante es el principal objetivo de la trata con fines de explotación laboral. En el país, el 70% de las víctimas son migrantes. De ellos, más del 50% tienen una situación migratoria irregular.
Hidalgo denunció que el taller era visitado por policías que retiraban pantalones e inspectores del gobierno de la Ciudad. Nadie hizo nada para evitar la masacre a pesar de que las condiciones estaban a la vista. Las jornadas de trabajo eran de 16 a 18 horas. Tenía un solo baño con agua fría para todos y vivían hacinados en el piso de arriba en “habitaciones” separadas por telas y cartones.
Según un informe de Protex, al año 2016, el 90% de los talleres textiles inspeccionados en Capital Federal presentaban irregularidades. Resalta que en la industria “las extensas jornadas laborales, el hacinamiento, la precarización laboral y la falta de descanso y ventilación afectan la salud física y psico-emocional” de los trabajadores.
Los sobrevivientes siguen exigiendo justicia. Durante el juicio de 2016 sólo los capataces fueron condenados por reducción a la servidumbre, mientras que los dueños del taller, Daniel Fischberg y Jaime Geiler, fueron sobreseídos. Además, piden la expropiación del inmueble para la construcción de un centro de memoria.