Pablo Puebla, un peronista que quiere transformar San Martín

Por David Pike Lizárraga, Ailin Colombo y Mariana Di Mauro.
Arte por Emiliano Guerrresi

Dirigente social, oriundo del partido bonaerense de San Martín y precandidato a concejal por la lista del peronismo que encabeza Leonardo Grosso en el distrito. Arrancó a militar con la vuelta de la democracia, fue funcionario con apenas 24 años y fundó un movimiento popular con más de 20 años de historia. Perfil de Pablo Puebla, un peronista quiere transformar San Martín.  

La cultura del barrio

En 1968, un año antes del Cordobazo o de que su Chacarita querido salga campeón, nacía Pablo Puebla. “Nací con la efervescencia de Guevara y la derrota de Estados Unidos en Vietnam”, así se define este dirigente social oriundo del partido bonaerense de San Martín, en charla con Revista Resistencias.

Su familia es de San Andrés y su infancia transcurrió de club en club, con mucho deporte, “era la cultura del barrio”. De padre mendocino y madre jujeña, es, de tres hermanos, el del medio. En la casa de los Puebla se hacían reuniones de la juventud trabajadora peronista, la madre “armaba quinientas empanadas” y el padre “dos ollas de locro”, y se juntaba plata “para esto, para lo otro”.

Aquellas reuniones fueron su primer acercamiento con la política. A sus cinco años de edad, Pablo fue con su mamá a Ezeiza. Llevaba un pebete para su papá que se había ido la noche anterior a recibir a Perón, hasta que se cruzaron con un señor que les dijo: “Señora no vaya con el chico que se están matando”. Finalmente, el padre volvió de noche, todo mojado de tanto cruzar arroyos y escapar de los tiros.

Cuando Pablo tenía apenas 13 años, falleció su papá. “Hay muchas cosas de la política que no le pude preguntar, pero sí estamos acostumbrados a que en el barrio se diga ‘ahí se reúnen los subversivos’”. Sin embargo, en su casa se siguió respirando militancia. “A mi mamá la vi llorando en dictadura porque habían matado jóvenes que venían a las reuniones”.

Reconstruir su historia no le fue fácil. “Mi vieja me podía contar algo, pero no sabía las cuestiones finas de dónde venía uno u otro”. De mucha ayuda le fueron las visitas de los sobrevivientes que volvieron del exilio y pasaban por su casa. “Eran todos tíos”, que le enseñaban la marcha peronista y le contaban los debates e historias de aquella época.

Encontrarse con la historia

Para el año 1985, Pablo se había metido de lleno a militar. Todavía estaba el miedo de la dictadura, pero las ganas de encontrarse con su historia pudo más. A sus diecisiete años, se sumó a la reorganización de la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), el viejo brazo estudiantil de Montoneros, junto a ex presos políticos que les daban una mano. “Tuve el honor de que a mí me formaron los sobrevivientes de la generación diezmada”.

Peleaban por el boleto estudiantil, buscaban recuperar la memoria y que se reconozca la Noche de los Lápices. Eran tiempos difíciles, la Teoría de los Dos Demonios estaba muy presente. Entre actividad y actividad, traían al “Chiqui” Falcone, hermano de Maria Claudia, que era el secretario de prensa del peronismo revolucionario, para que diera charlas.

Tan actuales como de aquellos tiempos, eran las amenazas de bombas a los colegios. Desde la UES entendían que el aparato del radicalismo estaba buscando generar un clima propicio para ganar las elecciones en la provincia. “Nosotros habíamos definido que si pasaba eso en mi colegio, íbamos a salir a la calle a protestar y así fue. Me pegaron una cantidad de amonestaciones que no me olvido más. Había una que decía ‘por incitar a la manifestación’, todavía en democracia te calificaban como en la dictadura”.

Una fuerte impronta de aquella época fue la unidad con la lucha de la CGT de Ubaldini. “Si bien había trabajo y el Estado todavía estaba sólido, se empezó a construir la resistencia de las políticas como continuidad de la dictadura”. Así fue, que cuando terminó los estudios y empezó a trabajar en el Banco Nación, se afilió a La Bancaria y pasó a formar parte de la agrupación Eva Perón. Allí trabajaba y militaba con su hermano mayor, Eduardo.

Los Puebla de San Martín

El barrio tira y los hermanos Puebla decidieron renunciar y pasar de lleno a la construcción política en San Martín. Se sumaron a participar en la interna del peronismo de 1991, cuando el escribano Libonatti le ganó la interna al candidato del menemismo y finalmente, tras vencer en las generales al radicalismo, se convirtió en intendente.

Así Pablo pasó a ser Director de la Juventud. “Encontrábamos a los pibes de las bandas de rock y de música popular en los barrios, ellos querían tocar en algún lado y los organizamos. Hacíamos recitales en el centro de San Martín”. Su primera experiencia de gestión fue con solo 24 años.

Entonces los Puebla decidieron ir por la intendencia, postulando a Eduardo. “Éramos unos locos, no nos entendía el poder político de San Martín. Fue fabuloso, disruptivo, éramos solos contra todos los que reelegían:  Menem, Duhalde, el intendente…”. Pero no pudieron.

La que ya estaba acostumbrada a los Puebla era la mamá. “Si no hacíamos quilombo, no éramos los hijos de ella”. Como toda madre, cuenta Pablo que al principio sintió miedo, pero luego ese temor pasó a ser orgullo. “Veía también en nosotros la continuidad del amor de su vida, que fue mi padre”.

Para mediados de los ’90, Pablo centró su militancia en la pastoral social de aquella época. “Ahí militamos mucho tiempo, nos encontramos de vuelta con la dirigencia sindical, con Moyano, con Ubaldini, y después también, con algo que no conocíamos que era la dirigencia empresarial del sector pyme, fue una linda experiencia”.

Así fue que surgió la revista Compromiso Social que integraron militantes como Alejandro Lencina, Héctor Beiroa, entre otros. La publicación abordaba temáticas como Malvinas, iglesia, pymes, sindicalismo, política,  juventud y derechos humanos. “En aquellos años, hablar de derechos humanos era construir una placa, una baldosa, era titánico el trabajo. Tenías todo en contra, la policía aparecía y te decían ‘está prohibido eso’”.

La Rebelión y el movimiento popular

La noche del 19 de diciembre del 2001 lo encontró a Pablo en la calle. “De capital nos llamaba un compañero que nos decía ‘acá se pudrió todo’. Ya venía enquilombado con los saqueos, así que nos fuimos para allá. ¿Cómo llegamos? No sé, porque cortaron el ferrocarril para que no vaya más gente. Pero salimos temprano”.

La rebelión que echó a Cavallo y De la Rúa dejó el saldo de más de tres decenas de muertos producto de la represión. Entre ellos, Alberto Márquez, un militante peronista de la juventud trabajadora de los ’70 que en aquel momento era consejero escolar por San Martín y cayó asesinado el 20 en Sarmiento y 9 de Julio. “Eso me marcó fuerte. No estaba de casualidad Alberto en capital, estaba donde tenía que estar”.

Pablo se encontraba por aquellos días en la construcción de un espacio político que se llamó Frente Patriótico 17 de Octubre“Veníamos de un diagnóstico que anunciaba que algo iba a pasar. Había un agotamiento, pero no sabíamos cómo iba a terminar”.

“Nosotros veníamos del peronismo, y si el pueblo estaba en la calle, teníamos que estar ahí. Varias veces por nuestra historia, nos ofrecieron estar dentro del Estado. Pero elegimos estar en la calle con nuestro pueblo, de ese lado del mostrador”. Apenas dos meses después del estallido nacería el movimiento popular que hoy lo tiene como máximo referente. El 22 de febrero del 2002, en una asamblea en la fábrica recuperada IMPA, se creó las Organizaciones Libres del Pueblo, la OLP.

Aquella asamblea tuvo presentes además de los hermanos Puebla al histórico dirigente Roberto Perdía, ex líder Montonero. El “Pelado”, como se lo conoce en la militancia, pasaría a ser un referente fundamental de la organización durante largos años. También estuvieron presentes militantes del armado de Jorge Reyna; Gustavo Franquet, de la de la Gremial de Abogados; grupos de refugiados de Perú; familiares de Luisa Alegre, una compañera que murió en el Matanzazo; un grupo muy diverso de militantes.

“Después algunos que fundaron no estuvieron más. Fueron a la asamblea a ver qué pasaba y después se fueron incorporando y otros no”. La diversidad de integrantes de la asamblea fundadora de la OLP da cuenta de una época de agitación, de necesidad de participación política y a la vez de agotamiento de los sistemas de participación tradicionales.

Nuestra experiencia era otra, como habíamos escrito la última vez a fines de los ‘80, era toda esa organización que venía de haber pasado a la clandestinidad. Era legalizarse y participar en las unidades básicas del Partido Justicialista, en la interna. Dar disputas y conducirlo, llevar adelante nuestra política. Y con Roberto Perdía veníamos construyendo algo político”.

La pérdida

La temprana muerte de Eduardo agarró a Pablo y a todos por sorpresa. En 2005, una complicación en una intervención quirúrgica por un problema de cálculos biliares terminó con la vida de su hermano y compañero de militancia.

“Una pérdida grande, fuerte. Uno ya estaba acostumbrado a las pérdidas familiares. Mi vieja murió en el ’98, antes se fue el viejo, pero todas las pérdidas fueron distintas. Esta no la esperaba”

Cuenta Pablo que ni siquiera tuvo tiempo de hacer el duelo, al cuarto día convocó una asamblea para avisar a los compañeros que la organización seguía en pie. “Eduardo no había militado tanto para que no vayamos a dormir a casa deprimidos”.

Organizar y resistir

Durante el gobierno de Nestor Kirchner, a pesar de haber sido invitada en más de una oportunidad a participar en el gobierno, la OLP se mantuvo al margen. “A Eduardo lo invitaron a ser un hombre importante dentro del gobierno”.

En El libro “Resistir y Vencer” se describe cuando Eduardo, entre otros compañeros, se junta con Acevedo, que era el secretario general de la SIDE, con Emilio Pérsico, Quito Aragón y todo el mundo piquetero que se había juntado ahí y entra por una puerta Néstor Kirchner y los invita participar a todos del gobierno”.

A nosotros no nos iluminaba nada eso, estábamos en otra, en construir lo que no habíamos podido construir: la organización de nuestro pueblo”. Aquella política tuvo como consecuencia el freno al crecimiento que venía teniendo la OLP, pero también le permitió ganar la experiencia que fue adquiriendo como organización social.

Para la llegada de Macri a la presidencia, la OLP se sumó a la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y desde allí formó parte de la resistencia de los movimientos sociales a las políticas neoliberales de aquel gobierno. “Fue un acierto político en conjunto y colectivamente con la participación de la CTEP

A partir de allí, la OLP empezó a crecer fuertemente. “Estuvimos a la altura de las circunstancias de lo que necesitaba nuestro pueblo. Y ese acierto político fue lo que nos trajo crecimiento. Los aciertos no son individuales y hay que contextualizarlos. Aprendimos de otras experiencias”.  

Futuro San Martín

Varios años atrás, cuando Leonardo Grosso era un joven militante del distrito, alguien se lo marcó a Pablo y allí recordó haberlo visto de niño corretear en alguna reunión. El padre de Leo fue un viejo militante peronista de San Martín.

La pelea en la calle, la pertenencia de ambos a movimientos sociales y la militancia en el peronismo, les da una procedencia común. La juventud del precandidato a intendente y la experiencia del precandidato a concejal, resulta ser una buena fórmula de acción.

Sin embargo, la coincidencia provino ante la derrota electoral tras las elecciones PASO del 2021 en San Martín que ganó el PRO. “Una de las fallas que veíamos era la falta de participación de nuestro pueblo como pasa en todos los partidos políticos de esta democracia incompleta”.

Futuro San Martín es el frente electoral que reúne al Movimiento Evita de Grosso, la OLP de Puebla y a otros movimientos sociales, religiosos y gremiales. En esta elección se medirán en la interna de Unión por la Patria contra el candidato Fernando Moreira, actual intendente interino.

Es expresión del pueblo organizado contra un aparato de más de diez años de estar por estar, con la construcción del poder por el poder mismo y con un agotamiento de esa propuesta política que en algún momento nos representó con Gabriel Katopodis y que hoy ante la falta de debate, se obturaron”.

Las propuestas de Futuro San Martín tienen como ejes la seguridad, el hábitat y el buen vivir. Concretamente un Plan integral de seguridad, la creación de una reserva ambiental y una inmobiliaria municipal. “Cuando vos representás al pueblo sos invencible, no te para ninguna montaña de plata ni de recursos que esté del otro lado. El tema es ese, construir la fuerza del pueblo”.

A Pablo se lo ve entusiasmado, quiere transformar San Martín y sabe que le aporta su experiencia militante al espacio político, asegura que “con Grosso le ganamos a Juntos por el Cambio”.