Por Ailín Colombo
La Policía de la Ciudad provocó ayer la muerte de un militante popular. Tras reprimir una concentración en el centro porteño, efectivos redujeron violentamente a Facundo Molares Schoenfeld, que participaba de un acto de su organización Rebelión Popular junto con otros movimientos sociales en la plazoleta del Obelisco en repudio de lo que denominan la “farsa electoral”. Producto de la represión, Molares se descompensó y falleció.
Las imágenes de Molares en el suelo, boca abajo, con la rodilla de un efectivo policial en el cuello recorrieron rápidamente las redes sociales. La periodista Susi Maresa, que trabajaba en el lugar, capturó el momento de la represión, rogó a los gritos a los policías que lo soltaran, y lo reanimaron. “Pará que no puedo respirar”, gritaba otra de las detenidas.
Facundo fue fotoperiodista y militante comunista internacionalista. Nació en 1975 y era oriundo de la localidad bonaerense de José C. Paz. Su padre fue delegado sindical del Hospital Ciudadela durante la última dictadura cívico- militar.
Cuando era adolescente, se instaló con su familia en Chubut. Allí comenzó su militancia en la Federación Juvenil Comunista. Cumplida la mayoría de edad, regresó a Buenos Aires, vivió en la Villa 1-11-14, siempre continuó militando. A los 26 años, participó en las revueltas del 2001. Ese fue un punto de quiebre en su vida.
“Camilo, el Argentino”
Tras el levantamiento que derrocó al gobierno de la Alianza, Facundo decidió lanzarse a recorrer Latinoamérica, viajó por distintos países hasta llegar a la selva colombiana. Las historias de los campesinos desplazados lo conmovieron, por eso se sumó a combatir en la organización guerrillera Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC).
Allí tomó el nombre de Camilo Fierro, pero todos lo conocían como “El Argentino”. En una entrevista con Canal Abierto comentó que cumplió en la guerrilla diversas tareas, entre ellas se desempeñó como organizador político de la comunidad. En una reciente entrevista a Télam manifestó que su participación en la insurgencia fue lo “más lindo que hizo en su vida”.
Molares perteneció a la organización cerca de 15 años. Luego del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC, firmado bajo el gobierno de Álvaro Uribe en 2016, el ex combatiente pasó a un campamento de desmovilización hasta que decidió retirarse.
Prisión en Bolivia
Tras dejar la selva atrás, Facundo se instaló en Bolivia. Comenzó a trabajar como fotoperiodista cuando lo sorprendió el golpe de Estado contra Evo Morales en 2019. Durante ese periodo, trabajaba para la revista argentina Centenario que le encargó la cobertura de las manifestaciones contra la dictadura de Jeanine Áñez.
Mientras cubría una manifestación en la ciudad boliviana Santa Cruz de la Sierra, fue herido por tres balas de plomo, una de ellas se le alojó en la cabeza, por lo que perdió casi la totalidad de la visión de su ojo derecho. Permaneció veintitrés días en coma y luego fue detenido.
Durante poco más de un año, la dictadura boliviana lo retuvo en calidad de preso político. Estuvo en la cárcel de alta seguridad de Chonchocoro, donde sufrió vejaciones y enfermó de covid, del corazón y de una insuficiencia renal. En diciembre de 2020, por intervención del gobierno argentino, fue repatriado.
Pedido de extradición de Colombia
Al volver a Argentina la vida no le dio respiro. Mientras visitaba a su padre en Trevelin, localidad de Chubut, el 7 de noviembre de 2021 fue detenido por una circular roja de la Interpol. Colombia pedía su extradición para ser juzgado por presuntos delitos cometidos durante su participación en la guerrilla.
Pasó por los penales de Esquel y Rawson, mientras su salud se debilitaba, finalmente terminó detenido en el Penal de Ezeiza. Esa detención contó con múltiples irregularidades, entre ellas, que el pedido de extradición fue emitido por una fiscalía de la justicia ordinaria, cuando los delitos cometidos por ex combatientes son jurisdicción de la Justicia Especial por la Paz colombiana (JEP).
Desde la prisión, Molares sostuvo: “opté por tomar partido por la lucha, por la justicia social y la igualdad de los seres humanos, esa lucha me llevó a tomar decisiones de mucho compromiso. Entre ellas, la más importante fue vincularme a una lucha en un país hermano, en la que invertí casi la mitad de mi vida y aprendí mucho”.
Ocho meses tardó la JEP en pronunciarse a favor de la libertad de Molares. Mientras tanto, el juez federal de Esquel, Guido Otranto, el mismo que fue recusado en la causa de Santiago Maldonado, declaró “parcialmente procedente” la solicitud de extradición del preso político. De todas maneras, con la llegada del pronunciamiento de Colombia, obtuvo su libertad el 28 de julio de 2022.
La vida de Molares fue un ejemplo de consecuencia militante, ni la cárcel pudo quebrar sus convicciones. Pasó sus últimos meses manifestándose a favor de todas las causas que le parecían justas. El día que salió en libertad, en la puerta del penal de Ezeiza suscitó “seguir adelante en la lucha hasta que nuestro pueblo sea digno y feliz, hasta que nuestro país y el mundo vivamos en armonía y fraternidad”.