| Por Mariana Di Mauro
Nació en Villa Fiorito, partido de Lomas de Zamora, en 1989. Tiene dos hijes, Iara y Dilan, es cartonera, militante y diputada nacional por la provincia de Buenos Aires. Se autodenomina: “trabajadora de la economía popular y promotora de salud comunitaria”. Natalia Zaracho, referente de la economía popular, vuelve a pelear por su cargo en el Congreso.
Desde Villa Fiorito…
La mamá de Natalia, María, llegó a Villa Fiorito cuando todavía era una quema y fue una de las primeras en levantar casillas en el barrio. La crisis de principios de los 2000 golpeó fuerte a la familia Zaracho, al igual que a todo el barrio. A su madre la echaron de las casas donde trabajaba como empleada de limpieza, y Juan, su papá, chaqueño, que ya no vivía con ellos, fue despedido de la fábrica metalúrgica donde era operario y se dedicó a sobrevivir con changas. Natalia, con sólo doce años, debió abandonar la escuela para cuidar a sus hermanos, y dos años después comenzó a trabajar como cartonera para ayudar a su familia.
Todos los días, un grupo de familias del barrio partía a la Capital en busca de cartones y plásticos para revender. Natalia tiene recuerdos de esperar a su mamá en la esquina de Rodríguez Peña y Las Heras, pleno barrio porteño de Recoleta, a que trajera las bolsas para que ella seleccione lo que servía y lo guarde en los bolsones que cuidaba con el resto de sus hermanos. Hoy, interpelada por su militancia y el feminismo, reflexiona sobre la organización que implicaba para las mujeres ese trabajo para trasladarse hasta ahí, conseguir los cartones y al mismo tiempo cuidar a lxs hijxs.
“Lo que hizo la crisis de 2001 fue desorganizarnos como familia. No había manera de planificar nada. Llegábamos a la una de la mañana a casa, descargábamos los bolsones, nos bañábamos, comíamos. Al otro día amanecíamos a las 11 y tenías que empezar a separar los bolsones para salir a trabajar. Así quedé libre por faltas en la escuela. Intenté en varias pero no pude seguir”, recordó, en diálogo con Infobae. Finalmente, pudo terminar la primaria gracias al plan FINES en el año 2019.
En aquel entonces, trataba de salir escondida y pasar desapercibida mientras juntaba cartones. Le daba vergüenza. Hoy defiende los derechos de todos y todas las excluidas en el Congreso de la Nación.
Historia militante: los inicios
Natalia vio con sus propios ojos cómo crecía la cantidad de gente que salía a cartonear, producto de la profundización de la crisis económica y social que golpeaba a la Argentina en los 2000. Antes de que la militancia la atravesara, su vida era cartonear y cuidar a sus hijes.
Así fue hasta sus 25 años cuando una noche, cartoneando en la gran ciudad, se cruzó con Juan Grabois y otros compañeros, quienes se acercaron y les propusieron reflexionar sobre su realidad y la posibilidad de cambiarla. Les mostraron que juntar cartones era un trabajo tan digno como cualquier otro. La vergüenza comenzó a desaparecer, reflexiona en una nota a Soriano, en Infobae.
En el recuerdo de su historia, Natalia no niega su desconfianza inicial hacia la política. Al principio se sumó a uno de los comedores de Fiorito, El Atardecer, junto con su mamá y dos vecinas, pero sin pensar en la política. Al tiempo, volvió a aparecer Juan Grabois acompañado de militantes. “Era muy peleadora, decía ‘estos vienen acá a lavar su conciencia y después vuelven a su casa y tiran la cadena y tienen agua, prenden la tele, tienen sus comodidades’”, recordó con Infobae.
A pesar de la reticencia y el enojo, la experiencia concreta de que la organización colectiva traía sus frutos fue la que la animó. “Mucha gente descreía de esas palabras, yo también al principio, pero empezamos a armar la primera cooperativa, Amanecer, con cartoneros de Fiorito y Villa Caraza. Y funcionó. Hoy tenemos más de 4.000 afiliados, hay siete secretarías que ordenan el trabajo y situaciones de la gente: género, consumo de drogas, salud, obra social”, cuenta Zaracho a Infobae. La referencia es a la cooperativa Amanecer de los Cartoneros, cuyo origen se remonta al año 2007.
Feminismos y economía popular
En el año 2014, la militante se acercó a una salita de atención sanitaria en Villa Caraza, el barrio vecino a Fiorito, en Lomas de Zamora, invitada por Gise, una médica que había conocido en la cooperativa. La cita era para que le entregara folletos para estudiar sobre prevención de salud y así ayudar a los compañeros de la cooperativa.
Pero Gise le dio más que folletos. Un año después, la invitó a participar del Encuentro Nacional de Mujeres que se llevó a cabo en Mar del Plata. También, a pesar de la desconfianza y los prejuicios por considerarlo “feminismo de clase media”, Natalia decidió viajar. “Me abrió la cabeza y me di cuenta reviendo mi historia, la organización feminista y popular que tenía, pero nunca había parado a pensar, porque cuando tenés que llenar la olla no tenés tiempo para eso”, contó a Página12.
A partir de allí, algo más se movilizó en la cartonera y comenzó el curso de Economía Popular que dictaba, entre otros, Juan Grabois. “Me di cuenta que nosotros inventamos nuestro trabajo, hoy somos trabajadores, me dejó de dar vergüenza pensar que soy cartonera. La economía popular es inventar tu trabajo para subsistir”, reflexionó con Infobae.
Así fue que, tras diez años de trabajar como cartonera, comenzó su militancia organizada en el MTE, donde además se capacitó en promoción ambiental y en salud. En el 2015, pasó a formar parte del Frente Patria Grande y desde 2018 forma parte de la Comisión Directiva de la cooperativa el Amanecer de los Cartoneros.
De Fiorito al Congreso: en primera persona
Tal como lo recuerda la candidata, un día del 2019 Gise la llamó por teléfono para preguntarle dónde había nacido, “En el Hospital Evita, de Lanús”, respondió ella, y al preguntar por qué, su compañera le contestó “Porque queremos que seas candidata”. Al principio, Natalia pensó que era para concejal de Lanús, pero en cuanto Gise le dijo “Diputada Nacional”, su respuesta automática fue “No”. “Estaba muy cagada. Nos hicieron creer tanto tiempo que no estamos preparados. Era muy canchera de pico en las asambleas pero me asusté”, contó entre risas a Infobae.
A diferencia de la mayoría de los y las diputadas, Natalia, si bien no tiene experiencia en los espacios de política tradicional, de la “alta política”, cuenta con una gran ventaja a la hora de discutir: su propia historia y la de sus compañeres. Ella vivió en primera persona la pobreza, la necesidad de tener que organizarse e inventar su propio trabajo y la lucha para que ese trabajo sea reconocido como tal.
“Tengo las herramientas y la capacidad de mirar y dirimir lo que pasa en el territorio real y eso no es tan fácil la verdad. Alguien puede saberlo desde lo teórico pero vivirlo es otra cosa”, afirmó a Página12 y agregó “nos falta representación porque somos 40 por ciento de pobres en el país y no hay pobres en estos lugares de poder”.
Primera legisladora cartonera
En las elecciones generales del 2019, representando al Frente Patria Grande dentro del Frente de Todos, Zaracho se presentó como candidata a diputada en la provincia de Buenos Aires. La lista logró el 52,64% de los votos, pero no alcanzó para que la cartonera llegara a la Cámara Baja.
“Me pasó muchas veces que no me querían dejar pasar a lugares porque eran espacios exclusivos para los candidatos. Yo les decía soy candidata, no tengo tacos ni el pelo planchado, pero soy candidata”, contó en una entrevista a Página12.
Dos años después, Natalia tendría su revancha. Tras la renuncia de la diputada por el FdT Daniela Vilar, Zaracho fue convocada para sucederla hasta el fin del mandato. Así fue que el 16 de diciembre de 2021, la trabajadora de la economía popular asumió su cargo, convirtiéndose en la primera legisladora cartonera. “Por la patria cartonera y por la lucha de los pobres de nuestra tierra” juró en su asunción, vestida con su uniforme de recolectora.
“Con mucho orgullo y un gran sentido de la responsabilidad juré como diputada nacional por la provincia de Buenos Aires”, escribió en su cuenta de Twitter.
Ese día, más de 500 compañeres, vecines, amigues y familia fueron desde Villa Fiorito hasta el Congreso para acompañar la asunción de la militante. “Se acabó el mito de que los únicos que pueden hacer política son las personas de traje y corbata. Hoy los pobres hablamos por nosotros“, expresó Natalia en el acto realizado a las afueras de la Cámara.
Asumió su cargo comprometiéndose con temas como la renta básica universal, la emergencia en violencia de género y el reconocimiento del trabajo de las promotoras en salud y en género. Sin embargo, se propuso dar el debate también en temas de macroeconomía, deuda y asignación de recursos. “No vamos a discutir sólo la agenda de los pobres, vamos a discutir todo, como ellos discuten todo lo nuestro”, explicó a Página12. También defendió el impuesto a la riqueza, la ley de reciclaje y la norma para urbanizar barrios populares.
La trabajadora de la economía popular tuvo su primera intervención como diputada ni más ni menos que cuando se discutía el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Firme con su uniforme azul del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), no dudó en tomar la palabra:
“Me genera mucha bronca que sea mi primera intervención y estar discutiendo la deuda con el Fondo, porque sé qué implica para los sectores populares”, exclamó y sentenció “quiero ser muy clara y quiero dejar mi posición: no voy a acompañar este acuerdo que implica el sufrimiento de nuestro pueblo y la extorsión de nuestra patria. Yo no puedo volver a mi barrio y mirar a mis vecinos y decir que voté a favor de la estafa de Macri”.
El camino a octubre
El espacio con el que Natalia llega a diputada, el Frente Patria Grande, forma parte del Frente de Todos, hoy Unión por la Patria, desde el 2019. Tras la victoria de Sergio Massa en la interna de agosto, lxs militantes se volcaron a unir fuerzas y pelear por los votos para el espacio político. “Nosotros vamos a militar por Massa, porque sabemos lo que es Milei, lo que es Patricia Bullrich. Sabemos lo que se viene. Y ya no se habla de un lugar del sector, sino de cuidar la democracia a ese nivel”, dijo en el Ciclo de Entrevistas organizado por la Escuela de Comunicación del diario Perfil.
Sin embargo, la diputada no niega las diferencias con el candidato y reafirma que están dispuestos a defender sus banderas, “Nos estuvimos matando cuatro años, la gente no es tonta. Tenemos que partir de las diferencias que tenemos, después construir un campo donde entremos todos y que podamos discutir cuáles van a ser las prioridades”, comentó en el Ciclo.
Las propuestas
El trabajo y la inseguridad son dos de los tópicos que más se discuten en las elecciones y, frente a esto, el espacio que representa Zaracho tiene propuestas concretas. Con respecto al primero, la gran propuesta que vienen impulsando desde toda la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), del que forma parte el MTE, es el salario básico universal.
“La falta de trabajo la vamos a enfrentar empezando por los últimos. Tenemos la propuesta del salario básico universal para garantizar que nadie más caiga en la indigencia, sobre todo esa fracción de personas que no están cubiertas por la AUH ni la jubilación, que tienen edad de trabajar y no tienen trabajo o no están organizados”, dijo al diario Perfil, y agregó “el problema no es que no hay trabajo, sino que no hay derechos para esos trabajadores”.
Con respecto a la inseguridad, desde los sectores populares están dispuestos a dar la discusión y disputársela a la derecha para enfrentarla con propuestas que no impliquen más represión ni violencia. “La derecha dice que con más policía y cárcel lo resolvemos, y la agenda tiene que ser otra, tener una política de inclusión de pibes liberados”, dijo a Página12 y luego, en el diario Perfil, agregó “nosotros los pobres, los que vivimos en los barrios, también sufrimos la inseguridad. Y yo creo que eso les molesta, que salgamos a decir que se vienen llevando los soldaditos a los tranzas, pero los narcos, los que se llenan de plata que vienen a los country o Puerto Madero, no les pasa nada. Ellos no quieren que se vea porque son cómplices de ese sistema. El patrullero que te tiene que cuidar es el que pasa a cobrarle a los tranzas”.
Otra gran cuestión que sobrevuela los debates públicos en el escenario electoral actual tiene que ver con el rol del Estado. Sobre esto, la candidata también dejó clara su postura y la de su espacio político en la entrevista con Perfil, “Hoy hay una discusión del Estado sí y el Estado no. Nosotros vamos a trabajar con el equipo de comunicación para poner en el centro el por qué es importante un Estado presente, porque a veces lo naturalizamos y nos acostumbramos”.
El poder de lo popular
“Nosotros vamos a fortalecer y construir un poder popular que nos permita también recuperar lo que fue lo mejor del gobierno de Néstor, de Cristina, de Perón. Pero no nostálgicamente, sino con transformaciones, con una agenda que tenga que ver con la actualidad, con reconocer a los trabajadores de la economía popular”, contó en el Ciclo de entrevistas.
Si algo caracteriza a las y los militantes populares es la esperanza de un futuro mejor forjado por y para les humildes, y Natalia es una prueba de que es posible nacer en una villa y llegar al Congreso. Aquella joven que cartoneaba en las esquinas de Capital Federal hoy juega en las grandes ligas de la política nacional, llevando la voz de los más postergados a aquellos lugares donde les dijeron que nunca iban a llegar.
Con esa convicción y esa responsabilidad asumida cerró la entrevista con el diario: “No vengo de la política tradicional, yo terminé el primario antes de asumir, pero creo que nosotros tenemos mucha capacidad para marcar un camino, que es la justicia social y el no individualismo”.