La motosierra de Milei llegó a las orquestas y coros infantiles

Por Ailín Colombo

El Programa Nacional de Coros y Orquestas Infantiles y Juveniles corre riesgo de cierre. Se ve amenazado por el ajuste al Estado que lleva adelante el gobierno de Javier Milei. Docentes y estudiantes se encuentran en incertidumbre sobre su continuidad, ya que denuncian que no fueron renovados los contratos para comenzar el ciclo lectivo, no obstante, no recibieron comunicación oficial sobre el cierre.

“No se sabe si continuará, es más, a algunos municipios ya les pidieron los instrumentos, es increíble. Buscan molestar y provocar”, sostuvo Sebastián Giménez, director del Ensamble de la Escuela 26 del partido bonaerense de Berazategui y profesor de guitarra, en diálogo con Revista Resistencias. 

“El argumento de que ‘no hay plata’ quedó flaco. Se suben el sueldo todos pero no hay para un programa que implica un gasto ínfimo.” continuó Gimenez. El programa consiste en clases gratuitas de música a estudiantes de niveles primario y secundario de todo el país a los que se les provee de instrumentos. El fin es la conformación de orquestas, coros y ensambles que realicen presentaciones en vivo.

Gimenez explicó que el programa es financiado por Nación, que coordina con las Secretarías de Asuntos Docentes y las Secretarías de Cultura municipales, incluso, en algunos distritos, con las universidades nacionales. El programa de carácter federal tiene casi 15 años y fue creado bajo la resolución del Ministerio de Educación 329/09. 

“Desde mi experiencia son lugares muy sanos que hacen muy bien. No es solamente hacer música, sino también encontrar una vocación o un espacio en el cual compartir”, explicó Sebastián. El programa tiene el objetivo de fortalecer las trayectorias escolares y colaborar en la revinculación y reinserción de estudiantes al sistema educativo.

“Cuando concursé para trabajar en la orquesta me explicaron lo que después confirmé con el tiempo, que es que el programa no es simplemente enseñar a tocar un instrumento, el fin es más bien social y humano, que es que los pibes y pibas no estén en la calle, que se apropien del colegio como un espacio para compartir. Hay pibes que abandonaron pero a través de este vínculo con la música volvieron.”, reflexionó el director.

Los coros, orquestas y ensambles ya sufrieron el desguace durante el macrismo, cuando se desfinanció el programa y despidió a docentes. Mediante la resistencia de sus trabajadores y las familias que las integran, pudieron resistir el embate, aún así, muchos tuvieron que cerrar sus puertas. En 2021, el programa fue relanzado por el Estado Nacional.

“Cambia la realidad de la comunidad y de las familias que participan”  

Para Giménez, la importancia del programa excede a los alumnos, también tiene un impacto sobre las familias“Si me organice fue para seguir en contacto con la comunidad, porque se generó un vínculo. Hace poquito me llamaron para dar una entrevista desde Cultura de Berazategui para difundir esta problemática. Les avisé a los chicos a ver si se copaban — les dije que no era obligatorio — y cuando fui a la escuela cayeron todos los pibes y todos los padres”. 

El ensamble que dirige Sebastián tiene poco más de dos años y participaban alrededor de 25 estudiantes. A diferencia de las orquestas, allí enseñan instrumentos convencionales, saxofón, guitarra eléctrica, batería, canto, teclado, bajo, entre otros. “Tocamos desde los Abuelos de la Nada, Charly Garcia, Soda Stereo, una cumbia, de todo. Este año pensábamos hacer unas obras de tango. Teníamos el proyecto de grabarlo”, agregó.

Planificaban, a partir de un proyecto de extensión de la Universidad Nacional de Quilmes, grabar un disco con un repertorio de tango con los estudiantes de Música y Tecnología. El objetivo era vincular a los alumnos con la universidad y que puedan plantear los estudios superiores como parte de su proyecto de vida. Sebastián se lamenta de que este proyecto quede trunco.

Para cerrar, Giménez relató: “Hace poco un padre, que tiene una batería, me mandó un video de que se habían juntado los chicos en una casa a practicar el repertorio. Otra madre me contó que su hijo tenía problemas con los compañeros en el colegio y a partir del ensamble tenía más amigos, le iba mejor en el colegio. El programa cambia la realidad de la comunidad y de las familias que participan. Hay familias y una comunidad esperando.”