“No son discursos, son actos de odio” Adriana Carrasco sobre los lesbicidios de Barracas

Escribe: Ailín Colombo

“Dígame qué tienen que hacer cuatro mujeres solas en una habitación”, fue una de las frases que le lanzó un inquilino a Adriana Carrasco, mientras lo entrevistaba. El hombre alquila una habitación en el hotel donde ocurrió el ataque lesboodiante, seguido de triple feminicidio, en el barrio porteño de Barracas entre la noche del domingo 5 y la madrugada del lunes 6 pasados. A causa de la agresión, una cuarta mujer sigue internada.

Carrasco es periodista, militante feminista y del lesbianismo hace más de 40 años. Fue precursora del primer Encuentro Nacional de Mujeres (hoy plurinacional y con las disidencias) y fundadora de la publicación “Cuadernos de Existencia Lesbiana” en 1980. “Hay un punto donde estoy muy traumatizada con esto. Siento una identificación con ellas (las víctimas) pero una identificación desde el respeto, sostuvo en diálogo con Revista Resistencias.

La noche del domingo 5 de mayo, Justo Fernando Barrientos, un inquilino de la pensión de Barracas, prendió fuego una habitación con sus vecinas dentro. Se trataba de cuatro mujeres lesbianas de entre 40 y 50 años. Tres de las víctimas, Pamela Cobbas, Roxana Figueroa y Andrea Amarante, fallecieron a causa del ataque en los días posteriores. Sofía Castro Riglos se recupera en el hospital fuera de peligro.

“Las mataron entre todos”

Adriana se enteró del ataque lesboodiante en la mañana siguiente por televisión. Como vive cerca de la pensión donde sucedieron los hechos, se tomó un colectivo y fue hasta allí a recabar información. Charló con uno de los vecinos y en el testimonio advirtió la complicidad machista entre los varones de la pensión.

“Las mataron entre todos. Este tipo fue y rompió frenos inhibitorios y lo hizo, pero ahí estaban mascullando entre todos”, sostuvo Carrasco.Tanto en el testimonio que consiguió Adriana como los difundidos por otros medios sostienen que había un prejuicio de un grupo de vecinos hacia las mujeres agredidas por su orientación sexual, incluso, ya se habían producido situaciones de amenazas e insultos contra ellas.

“(El agresor) les decía ‘engendros’ por su condición sexual. Les decía ‘tortas’, ‘gorda sucia’”, contó un vecino a Agencia Presentes. “Lo que pasó es que ‘les bajaron la persiana’, y las vivían acosando”, manifestó Carrasco. De acuerdo a lo que testimonios, la periodista asevera que este crimen de odio tiene relación directa de esa complicidad machista entre los inquilinos varones.

“Ellos se formatearon en un régimen sexual, dice Kali Padilla (pensadora queer cordobesa) que había dejado de estar vigente desde el 2010 (año de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario), pero para esos hombres no.  De golpe encuentran mujeres que están en una situación de precariedad mayor y sienten que ellos pueden disponer de la vida de ellas”.

Sobre la identidad

Uno de los temas que surgió en la charla con Adriana fue sobre la cobertura mediática del caso, muchos medios hegemónicos no utilizaron el término “lesbianas” para definir a las víctimas, lo que algunas organizaciones señalaron como invisibilización de sus identidades. Ante esto, Carrasco señaló que hay que tener “prudencia”.

Concluyó: “No las conozco. Ponele que las cuatro estuvieran vivas, cualquiera de ellas tendría derecho a decirme ‘¿y vos quién sos? Yo no te conozco. ¿Qué tenés que estar diciendo que yo soy lesbiana, o que no soy lesbiana, o que soy ésto, o que soy lo otro?’. Soy muy prudente, hablo de lesbianas, en el sentido de que fue un ataque por lesbianas, porque todo el hotel las consideraba lesbianas. Pero su identidad no me la dijeron.”

“No son discursos, son actos de odio”

“Ya no hablemos más del discurso de odio. ¿Qué discursos? Son actos de odio. Son actos administrativos, actos reales, actos y crímenes de odio que están cometiendo todos desde el gobierno, no sólo discursos. Estos son hechos. Los tipos no tienen un discurso sobre las mujeres, tienen una disposición de los cuerpos de las mujeres.”, resaltó Carrasco. 

Si bien, para Adriana “no hay una conexión directa” entre estos “actos de odio” pergeñados desde arriba con los que suceden desde abajo, si permiten la reedición de un viejo orden sexual que se diferencia del instalado a fuerza de lucha disidente y feminista desde el 2010, año de la conquista de la Ley de Matrimonio Igualitario, al que marca como hito.

“Acá fue un ‘nos salvamos entre nosotras’, subrayó Carrasco. Las víctimas habían logrado apañarse ante la situación de precariedad laboral y habitacional en la que estaban sumidas.  En la pieza de la pensión vivían originalmente Pamela y Roxana. Andrea y Sofía se habían sumado a posterior“Decir ‘no le debemos nada a los tipos, le bajamos la persiana’ lo pagamos muy caro en nuestras vidas. A todas nos pasó algo también”.